¿Conoces las aplicaciones de los inhibidores de suciedad?
Los inhibidores de suciedad son productos que tienen una aplicación directa en los sistemas de refrigeración mediante agua. Por lo tanto, se pueden utilizar en todo tipo de industrias que utilicen el agua como medio refrigerante, desde las refinerías hasta la industria nuclear pasando por las centrales de ciclo combinado.
Evidentemente, estos inhibidores de suciedad también pueden ser aplicados en los sistemas de tratamiento de agua, tales como Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR) así como en Estaciones de Tratamiento de Aguas Residuales (ETAP).
Se está produciendo un cambio generalizado en las legislaciones medioambientales, de forma que cada vez se presta más atención al impacto ambiental, a la protección de especies en peligro de extinción y a la opinión pública. Por esta razón se tiende a buscar soluciones que minimicen el impacto sobre el medioambiente.
Cada vez hay un mayor número de empresas que demandan productos que no modifiquen las características de las aguas, como pueden ser el pH, la conductividad o la toxicidad, sino que permitan crear una película que impida la corrosión, evite las incrustaciones y la contaminación biológica.
Cómo funcionan y por qué son necesarios los inhibidores de suciedad
Los inhibidores alargan la vida útil de nuestras instalaciones. Si se permite la evolución de la corrosión en los circuitos de refrigeración con el paso del tiempo, el nivel de degradación será tal que no serán capaces de realizar sus funciones con eficiencia y seguridad.
Afecta también a su funcionalidad. Un circuito de refrigeración en el que se ha permitido la proliferación de moluscos, por ejemplo, podrá ver comprometida su capacidad de evacuar los volúmenes necesarios de agua debido a la reducción de las secciones en distintos puntos de la instalación.
Los inhibidores más modernos son productos respetuosos con el medioambiente, en contra de lo que sucede con las soluciones tradicionales que utilizan formulaciones con productos que tienen un impacto directo sobre el entorno.
En cuanto a la forma de aplicación de los inhibidores, esta se realiza mediante la inyección del producto de forma intermitente en una determinada dosis, en función del caudal de agua que queramos tratar. Por lo tanto, tendremos que realizar un estudio de la dosificación necesaria en función de las necesidades de refrigeración.
En los inhibidores más modernos, el producto migra hacia las superficies internas del circuito de refrigeración y forma una película protectora que protege todos los elementos del sistema.
De esta manera, se consigue evitar la colonización y proliferación de micro y microorganismos en la superficie del agua, y se provoca un efecto repulsivo sobre los mejillones y escaramujos. Además, los inhibidores modernos consiguen también controlar la corrosión y fluidificar y dispersar los lodos.
A su vez, los inhibidores son respetuosos con el medioambiente. Existen numerosos estudios internacionales que avalan el nulo impacto sobre el medio natural. Además, se han realizado estudios sobre mamíferos que han concluido que estos modernos inhibidores no producen ningún tipo de toxicidad en ellos.
Son productos que se biodegradan rápidamente en contacto con el oxígeno de la atmósfera y no contienen metales pesados ni sustancias halógenas.
Las sustancias que los componen no contienen ningún efecto cancerígeno reconocido.
Estudios científicos nos han demostrado que no tienen ningún impacto sobre la función endocrinológica humana ni sobre el ADN.
La mayoría de los inhibidores en el mercado son conformes a la Directiva Europea EC 98/8 y a la Agencia estadounidense de protección medioambiental (EPA). Además, está aprobada su utilización en gran parte del mundo.
Finalmente, decir que existe una gran cantidad de referencias a nivel internacional de utilización de este tipo de productos en centrales térmicas convencionales, plantas nucleares, plantas hidroeléctricas y un largo etcétera.
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