Importancia del mantenimiento de las redes de saneamiento
Las redes de saneamiento surgieron en Europa en el transcurso del siglo XIX para hacer frente a los inconvenientes generados por la deficiente canalización y evacuación de las aguas fecales. A partir de ahí, el mantenimiento de las redes de saneamiento ha ido ganando importancia paulatinamente. En la actualidad, existen unas obligaciones legales al respecto que se encuentran reguladas a nivel europeo, estatal y autonómico.
Problemas provocados por un mantenimiento deficiente
Hemos de tener claro que un cuidado defectuoso de las distintas redes de saneamiento (tanto en una vivienda particular como a nivel de una población) puede ocasionarnos una serie de problemas que pueden llegar a tener cierta gravedad.
En un edificio, uno de los desperfectos más frecuentes se relaciona con la aparición de las temidas goteras. Estas suelen provocar manchas, humedades y, algunas veces, mal olor. Si logramos detectarlas a tiempo y las arreglamos rápidamente, no suelen acarrear consecuencias importantes.
Sin embargo, si no actuamos con rapidez y dejamos que estas filtraciones crezcan, pueden llegar a ocasionar trastornos mucho más graves. De hecho, pueden afectar incluso a la estructura del edificio y a los cimientos.
En ocasiones, las goteras son ocasionadas en las bajantes, que son los conductos verticales que enlazan las redes de los distintos pisos de un edificio con las tuberías que forman la estructura horizontal. En este caso, son varias las causas que pueden provocar filtraciones y goteras que provengan de las bajantes.
Estos conductos van acompañados de una red de ventilación que protege los cierres hidráulicos frente al sistema de aguas fecales. Una oclusión en la bajante puede provocar un desbordamiento del agua residual y que este líquido busque una vía de escape mediante el tubo de ventilación.
Otras causas de las filtraciones provocadas por las bajantes que debemos tener en cuenta son las provocadas por un diámetro incorrecto (estos conductos deben tener, como mínimo, 110 milímetros) o roturas en las conexiones entre la bajante y otros tubos.
Por norma general, estas redes no suelen presentar problemas en sus primeros 20 o 30 años. Como es lógico, el material utilizado va a determinar, en gran parte, el desgaste de los conductos. Es recomendable que llevemos a cabo un mantenimiento integral de la red de saneamiento cada 10 años. Estos trabajos son fundamentales para prevenir averías y atascos, pero también para evitar la formación de malos olores. Con estas labores, es posible alargar la vida útil del conjunto de la instalación un 50 %.
Como hemos podido comprobar, el estado de los conductos de evacuación de aguas, tanto de lluvia como de aguas residuales, es fundamental para prevenir roturas que puedan llegar a tener una gran importancia. Para ello, es fundamental realizar un perfecto mantenimiento de las redes de saneamiento .
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